domingo, 14 de diciembre de 2008

Frank, la convicción de un revolucionario


Por Damocles Méndez Rosado.

Murió Frank Fernández (La Bollinca), con dolor en las fibras más sensibles del alma presenciamos su rostro en un ataúd, evoqué su recuerdo cuando por la mañana le tocaba la puerta para irnos al liceo, evoqué aquellos momentos trágicos de la represión policial contra Frank. Cuando observé su rostro pálido y examiné a través del cristal que tapaba su cara, me dije: aquí se va la convicción de un revolucionario.

Eso era Frank, un ferviente revolucionario de profundas sensibilidades humanas, amigo de todos, protegido por todos, luchaba por todos.

Frank fue de esa especie de seres humanos que en estos tiempos están en proceso de extinción. La fortaleza de su convicción de fe en una sublime causa redentora de sus semejantes, lo describen como una figura que aún con su partida estará presente en el corazón de sus amigos y del pueblo de San Juan. Frank vivió una vida llena de sacrificios, pero eso era el precio de su liderazgo que se desarrolló como un torrente de agua cristalina y pura porque la pureza de su ideal era el símbolo que como un aura provocaba la simpatía de quienes los trataron. Fue un consumado revolucionario enamorado de una vocación de sacrificio reservada para seres humanos excepcionales, cuyos pasos por la senda de la vida son efímeros en el tiempo pero permanente en el palpitar de la memoria histórica de los pueblos.

Frank, amigo del alma, compartí contigo ricas y hermosas experiencias fundidas en un ideal que aún está trunco y que tú no podrás ver su cristalización, pero tú vida fue una siembra que germinó frutos en un estrellato generacional que no te defraudarán. Tu modo de vivir, humilde, amigable solidario y compromisario con los demás, son insignias, motivos de permanente recuerdo a tú memoria, la generación que compartió contigo los momentos más importantes de la justas causas de este pueblo te tendrán como estandarte y como un armazón de moralidad decoro y dignidad, prendas que siempre fueron tú permanente compañeras.

Desempeñaste un papel como protagonista de primer orden en la dirección de los momentos más estelares de las luchas revolucionarias y democráticas del movimiento estudiantil sanjuanero.

Francisco Lorenzo Fernández Sánchez logró acumular una concepción ideológica que lo convirtió en unos de los dirigentes revolucionarios con mayor formación teórica en torno a la problemática nacional e internacional.

Logró organizar la biblioteca de literatura democrática y de contenido revolucionario más voluminoso en el pueblo de San Juan, la que desapareció cuando la casa donde vivía fue allanada por la policía nacional en la época del régimen de Balaguer. Frank al igual que otros dirigentes estudiantiles tenía pleno conocimiento de los textos marxistas de Rosental, Constantinov, George Politzel, Afanasiev, Máximo Gorki, entre otros.

Fue un ferviente admirador de Fidel Castro y de la revolución cubana, recitaba de memoria la Declaración de la Habana y los discursos de Fidel Castro.

Una faceta significativa vinculada en la labor revolucionaria de Frank era su fácil comunicación con los demás; no solo fue un propagandista de ideas renovadoras sino un comunicador y un maestro en la transmisión del mensaje revolucionario tanto en sus discursos que pronunció en el salón de actos del Liceo Pedro Henríquez Ureña, como en los diálogos que permanentemente sostenía con personas de diferentes condiciones sociales.

Frank vivía sus convicciones revolucionarias en medio de la diversidad, pues nunca mostró posiciones sectarias ni dogmáticas. Su liderazgo fue plural, situación que le permitió obtener amplias simpatías del estudiantado sanjuanero de las más variadas corrientes del pensamiento.

En este contexto Frank comprendió el papel del líder como ente de organización y de dirección de los colectivos con claros criterios unitarios que a veces lo enfrentaron hasta con sus más íntimos compañeros.

Comprendió magistralmente que las luchas democráticas y revolucionarias no tenían ideología y que las mismas eran partes integrantes de un proceso social encaminado a la liberación de las masas irredentas

Orador de fino estilo convincente, conciliador, organizador de eventos de masas, conductor de multitudes… líder natural. Ese era Frank, quien emergió desde un activista revolucionario de militancia en el Movimiento Revolucionario Catorce de Junio (1J4) a la cúspide de la dirección del más compacto movimiento de masas estudiantiles que conoció el pueblo de San Juan durante los funestos 12 años de Balaguer.

Frank, compañero y amigo, al bajar tú cuerpo a la infinidad de lo eterno, te lleva el aprecio y la lealtad de tus amigos que te recordarán por vida.

Un rocío en una mañana primaveral se evapora, la belleza de la flor se marchita con la inclemencia del tiempo y su perfume desaparece con el viento, pero cuando las almas nobles mueren, una oración la eleva a las alturas y su alma la recibe el redentor.

Frank era de las almas nobles que abrazaron con la firmeza del sentimiento, la razón de una causa.

Paz eterna, amigo Frank.


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